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Dios nos libre de las aguas mansas, secas - Daniel Dominguez Romero


Una piscina de 8 m3 necesita:

• Limpiar las paredes y el fondo del vaso.

• Lavar el sistema de filtrado en profundidad y los skimmers.

• Rellenar la piscina.

• Regular el valor del pH del agua de la piscina.

• Aplicar el tratamiento para el agua, sea de cloro o sal.

• Mantenimiento del agua transparente y sin algas.


Estas son los requerimientos según la primera búsqueda en google que se necesitan para contener agua. Buscamos mantener y recoger litros de agua en aljibes moriscos, canales romanos, safareigs baleares, embalses franquistas, etc. Construcciones humanas que buscan contener por diferentes causas grandes litros de esa sustancia líquida natural. El ser humano tiene la necesidad constante y vital de dar descanso a esas aguas que siempre hemos visto en constante movimiento. Pero todos nuestros esfuerzos de contingencia se ven enfrentados a la espontaneidad de lo natural, desapareciendo y siguiendo su curso natural evaporándose, transformándose, secándose. ¿Qué pasa entonces? ¿Qué es lo que queda? ¿Cuál es el rastro que nos deja? El rastro de algo tan vital.

Daniel Domínguez Guerrero se hace estas cuestiones a través de las piezas que nos presenta en esta exposición. Criado entre aguas y fronteras gaditanas, Daniel nos habla de los rastros y de lasdesapariciones. Nos habla de de la carencia de cautela cuando ya no hay nada. De lo incontenible y por lo tanto intangible de algún modo.

De alguna forma u otra, el agua siempre deja un rastro, una señal de estancia. Dios nos libre de las aguas mansas, que se las secas se librarán ellas.


Raquel Victoria